jueves, 20 de marzo de 2014

Campaña por la libertad a Nestora Salgado: carta de Nestora desde la cárcel



El 10 de Marzo una delegación del CCUR entregó una lista de firmas -de personalidades y organizaciones- a la embajada de México, reclamando la libertad de Nestora Salgado García. Además, entre las consignas levantadas por ¡Mujeres Ahora es Cuando! en la marcha del Día Internacional de la Mujer Trabajadora no faltó esta exigencia.

Para homenajear a la compañera y ayudar a pelear por su liberación, reproducimos fragmentos de una carta enviada desde la cárcel:

Me llamo Nestora Salgado García, tengo 42 años, tres hijas, tres nietos y una nieta. Estoy injustamente en la cárcel desde el 21 de agosto… Aunque estoy encerrada y quieren abatirme, me dirijo con optimismo a las mujeres en su día internacional.

Un mensaje a las mujeres de México, Estados Unidos y de otros países en los que sufren discriminación… No se dejen, protesten y luchen si creen que son humilladas, ya sea en su trabajo, en su localidad o en su misma casa.

La vida para las mujeres en países como México es muy difícil, sobre todo si somos de familias campesinas y pueblos como el mío, en medio de las montañas de Guerrero, con mucha pobreza, falta de servicios, corrupción y abusos de los gobernantes.

Siempre he trabajado para mantener a mis hijas, la primera de las cuales nació cuando tenía 16 años. Tuve que emigrar muy joven a EE.UU., donde trabajé limpiando casas y de mesera...

Por mi esfuerzo adquirí la ciudadanía norteamericana; pero nunca olvidé mis raíces, mis padres, hermanos y familia, a los que con frecuencia visitaba. Tampoco a mi comunidad. No pude ser indiferente a lo que estaba pasando con mis vecinos de Olinalá, que pasa en muchos lugares de nuestro México querido.

Los abusos de los delincuentes eran cosa de todos los días... Ya no podíamos salir de nuestras casas, no podíamos trabajar, viajar, poner un negocito, mandar con tranquilidad a nuestros hijos a las escuelas ni salir a la plaza a tomar un helado.

Pronto el pueblo se organizó y me eligieron su representante, coordinadora de la policía comunitaria. Al principio todos fueron apoyos y atenciones del gobierno. El mismo gobernador nos dio dos camionetas y unos documentos en el que nos reconocían como policías comunitarios.

Hicimos nuestro trabajo bien… Combatimos a los delincuentes y a los que los ayudan, reduciendo en un 90% los crímenes de alto impacto en un año. Tal vez por eso el gobierno terminó por agredirnos y a mí por capturarme, junto a otros 12 policías comunitarios.

Fui capturada en un impresionante despliegue militar y policial que no se los dedica el gobierno ni a los peores narcos. En unas horas ya estaba yo encerrada en Nayarit en un penal de alta seguridad, como un animal peligroso, aislada de los demás.

Sólo puede verme cada dos semanas una de mis hermanas y una de mis hijas. No puedo hablar con nadie, no veo ni tomo sol. No recibo medicamentos ni terapia para mis dolencias. No puedo recibir revistas ni periódicos ni ver televisión… Ni una carta de mi esposo desde Estados Unidos o un dibujo de mis nietos.

Sólo puedo hablar unos minutos por teléfono a la semana con mi hija Zaira… Sé que quieren quebrarme pero no lo lograrán, que quieren que escarmiente yo y todos los que en México se levantan contra tanta injusticia.

Pero no me quebrarán. Nunca saldrá de mi boca que pido perdón. No tengo porqué pedirle perdón a nadie y menos al gobierno. De mi boca y corazón sólo escucharán palabras de aliento para todos aquellos y aquellas que, como yo, deciden hacer algo por sus pueblos y sus hijos.

A las mujeres me dirijo. A las esposas y madres de los otros comunitarios presos les digo que debemos aguantar la fría prisión y que está más próximo de lo que creemos el día en que estemos libres.

A las mujeres en general les digo que no toleren al gobernante corrupto y amafiado, que no acepten la discriminación en ningún lado ni el maltrato. A las de Olinalá les pido que sigan la lucha que iniciamos junto con nuestros esposos y vecinos.

Mis captores me agregan causas... Pero sé que finalmente saldré con la frente en alto, porque sé que ya nadie cree que soy una delincuente. Las personas honradas de México, Estados Unidos y otros países saben que soy una presa política, que saldré a proseguir la lucha que la policía de Olinalá…

¡Adelante mujeres … La historia enseña que cuando algo se gana es porque ha habido sacrificios. Estemos dispuestas a hacerlos. No tengamos miedo y sí voluntad de acabar con lo malo y los malos. Así, a las mujeres nos espera un futuro mejor y luminoso!

Penal de alta seguridad de Tepic, Nayarit, a 7 de marzo de 2014.

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