jueves, 21 de agosto de 2014

Saqueo y trata, dos caras de la misma moneda

A 120 km de la capital Neuquina se encuentra Añelo, una localidad pequeña que concentra una de las riquezas más codiciadas, el petróleo y el gas no convencional de Vaca Muerta, que se extrae mediante el fracking.

Alrededor de esta actividad contaminante se desarrollan otros negocios aún más oscuros que el del oro negro. El narcotráfico y la venta de alcohol acompañan el crecimiento de otro emprendimiento rentable que forma parte de la cadena de ganancias del saqueo, la prostitución.

La concentración de hombres solos con mucho dinero en el bolsillo -si se lo compara con los sueldos habituales- es una oportunidad para desarrollar las redes de trata de mujeres y niñas, utilizadas para su explotación sexual.

En “Vaca Muerta” crece una de las últimas y más conocidas formas de servidumbre organizada y regenteada por las mafias gubernamentales y protegida por las leyes K, cuyos jueces, policías, fiscales y punteros lucran con una parte de sus dividendos.

Muchas veces las costumbres y el “sentido común”, construidos por la cultura machista y patriarcal que transforma en mercancía el cuerpo de las mujeres -avalando y naturalizando su esclavización- sirven para que algunos/as miren para otro lado.

Nosotras sabemos que esto no es de ahora ni nació con Vaca Muerta, ya que las redes de trata operan desde hace muchos años. En el Alto Valle lo sabemos bien por Otoño Uriarte, una de las primeras víctimas adolescente, desaparecida y asesinada por estas mafias.

La prostitución creció geométricamente en las provincias patagónicas junto con al crecimiento de la explotación petrolera. Por eso no es casualidad de que el primer prostíbulo de Neuquén se haya instalado con la llegada de YPF a la zona a Plaza Huincul.

Tampoco es casual que en la capital de la provincia de Cristina funcione uno de los mayores centros prostibularios conocido como “Las Casitas”, lugar desde donde se han rescatado a muchas mujeres secuestradas. ¡Marita Verón, según consta en actas judiciales, estuvo allí!

La “globalización” y fortalecimiento de los monopolios caminó en paralelo con el desarrollo del comercio sexual. Antes se encargaban los rufianes locales y ahora lo hacen modernos empresarios que cuentan con cuantiosos recursos y relaciones.

Mercedes Assorati, coordinadora de la ONG Esclavitud Cero, cuenta lo que dijo un tratante, según el cual “existían tres clases de mujeres en los prostíbulos: las locas sueltas –sin proxeneta, chulo o marido-, las mujeres explotadas por sus maridos reales y las que lloran”.

Estas últimas son las mujeres y niñas esclavizadas por organizaciones dedicadas al secuestro y explotación. Traficantes que “gerencian” esto con la lógica de las multinacionales, o sea la de extraer toda la ganancia posible realizando la menor “inversión” o gasto.

Estos empresarios razonan de manera práctica: ¿Para qué pagarle a una prostituta un porcentaje de la ganancia -como los viejos caficios- si pueden explotarla sin pagarle nada.

Las mentiras de Cristina y los suyos

Los bombardeos publicitarios del oficialismo para mostrar supuestos operativos de rescate de las víctimas son un fraude. Lo mismo que la Ley K de Trata, que no es más que una lavada de cara para que, mientras se les aplica penas menores a los que hacen el “trabajo sucio”,  continúa esta verdadera industria que involucra a cientos de funcionarios K.

El matrimonio presidencial hicieron una ley a su medida, porque ellos y sus amigos se benefician con el negocio, como sucede en Santa Cruz con “Las Casitas” o dentro de la Corte Suprema con los departamentos del juez “progre ” Zaffaroni.

No habrá manera de ir a fondo contra la trata para la explotación sexual o laboral sin grandes movilizaciones obreras y populares que impongan el reconocimiento de este vil negocio como Delito de Lesa Humanidad.

La Corte Internacional de La Haya ya lo define así, comparándolo con los crímenes de guerra y los genocidios, porque para perpetrarlo se requiere la participación -o inacción- de los poderes del estado frente al ataque sistemático y violento hacia una parte de la población civil, en este caso, las mujeres jóvenes y niñas.

La lucha contra la explotación sexual debe de ir de la mano de la pelea contra el saqueo de los recursos naturales, ya que ¡Cristina entrega nuestras riquezas como lo hace con la vida de cientos de mujeres y niñas!

Para esto las organizaciones de mujeres -junto con las trabajadoras, estudiantes, docentes y vecinas de los barrios más humildes- tenemos que tomar en nuestras manos la pelea, respondiendo ganando las calles, de manera contundente y unificada.


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