jueves, 7 de mayo de 2015

El 18M vamos a la embajada de Irán para pedir la Libertad de Zeinab Jalalian y el cese de las ejecuciones contra presos políticos kurdos

Zainab Jalalian es una activista por los derechos de las mujeres, de origen kurdo. Nacida en 1982 en Maku, República de Irán, fue detenida en julio de 2007 en la provincia kurda de Kermanshah por oficiales del Ministerio de Información y sometida a tortura durante 8 meses en dependencia de ese ministerio.  Como resultado, Jalalian comenzó a sufrir hemorragias internas e intestinales.

Dos años después de su arresto, en un juicio que duró sólo unos minutos y sin contar con representación legal, fue acusada de ser "enemiga de Dios" y a los 27 años, condenado a muerte por el Estado Iraní. 

En 2010 fue trasladado a la temible prisión de Evin, en Teherán, a una sección conocida por torturar a los prisioneros hasta conseguir confesiones.  Posteriormente fue transferida de nuevo a Kermanshah, donde debía esperar su ejecución.

Entre 2009 y 2010 organizaciones de mujeres kurdas y organismos de Derechos Humanos, entre los cuales participó Amnistía Internacional, realizaron una campaña internacional en contra de su ejecución, cuyo resultado fue la conmutación de su sentencia a muerte por la condena a cadena perpetua. 

En 2011 el Comité de Reporteros por los Derechos Humanos de Irán (CHRR) dio a conocer un informe, basado en entrevistas a antiguos compañeras de celda, en el que señala que  Jalalian fue torturada por guardias varones quienes la golpearon con patadas como si fuera una pelota de fútbol, mientras estaba atada y con los ojos vendados.

En los primeros tres meses de su detención, sufrió este tipo tormentos que le provocaron lesiones graves en la cabeza que sus interrogadores, en un acto inusual, se vieron obligados a trasladarla a un hospital fuera de la cárcel.

El informe también revela que también fue azotada en las plantas de sus pies hasta desmayarla. Cuando finalmente recuperó la conciencia; la obligaron a caminar sobre sus pies y luego fue azotada de nuevo.

En otra sesión de tortura su interrogador amenazó con violación y cuando ella protestó, la golpeó con una barra de hierro rompiéndole el cráneo. Se cree que fue este golpe, junto con muchos golpes más repetidos a la cabeza, los que afectaron a su visión.

También destaca el informe, que se le negó sistemáticamente la atención médica para sus heridas, a pesar de muchas huelgas de hambre que realizó. Ella perdió la visión en ambos ojos y continúa encarcelada en una prisión lejos de su familia, mientras que sus visitas son restringidas y no se le permite el contacto con otras detenidas.

Su abogado, Mohammad Sharif, declaró que ella está en condiciones físicas y psicológicas críticas y que si no recibe el tratamiento médico adecuado, su salud se deteriorará aún más. Las autoridades políticas,  judiciales y penitenciarias de la República Islámica de Irán han negado el derecho a la asistencia hospitalaria para el tratamiento para su problema de vista.

En nombre de la dignidad humana pedimos a los hombres y mujeres de organizaciones, políticas, sociales, de Derechos Humanos, estudiantiles, personalidades del arte y la cultura, sumar su compromiso solidario con la campaña internacional por la libertad y el urgente tratamiento médico para Zaineb Jalalian.

Desde el Comité de solidaridad con el pueblo de Kurdistán reclamamos, además, la libertad de todos los/as presos/as políticos/as kurdos/as encarcelados en Irán y el inmediato cese de las ejecuciones, que son moneda cotidiana en ese país. 


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